Día de niebla
que empaña los cristales
y las conciencias.
Doy unos pasos,
avanzo por la estancia,
abro ventanas.
El día gris
me abraza y me deprime
sin darme cuenta.
Miro el reloj,
las horas van corriendo
y hay que partir.
Abro la puerta,
la senda está delante
y ella me espera.
La vida sigue,
no importa que la niebla
esté latente.
Mira, tras ella,
se esconde, temblorosa,
la primavera.
Debes vivirla,
sentir como te abraza
y te desea.
Y está esperando
que salgas y sonrías
para abrazarte.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/04/23