¡Todo, todo se termina!
Se termina el universo
las arenas de la playa
las estrellas y luceros
las lagunas y montañas.
También bosques, también cerros
y también inmensos mares
con sus golfos, sus esteros,
penínsulas y manglares.
Lo que existe en ancho cielo
y lo que hay en esta tierra,
sea viejo o sea nuevo
todo, todo se termina,
aunque no vayan creyendo.
Y al no haber más nubes grises
ya no habrá más aguaceros
ni jardines florecidos
con sus pétalos tan bellos.
Ni las ramas de jazmines,
donde cantan los jilgueros;
ni palomas con sus trinos,
si feliz amanecieron.
¡Todo, todo se termina!
Se terminan los tormentos
los dolores y pesares
las angustias y los miedos
arrogancias y soberbias
junto con los mismos celos.
Y los ríos cristalinos
con rocío siempre fresco
se terminan poco a poco
¡Y vaya que pocos veo!
Van quedando solo piedras
y volviéndose desiertos,
cual desierto del Sahara
con paisajes siempre secos
donde nunca encuentras agua
solo estelas de camellos,
dromedarios y culebras
que se arrastran por el suelo.
¡Todo, todo se termina!
No soy sabio, pero pienso,
que al morir se acaba todo
sea malo, o sea bueno.
Porque no verán mis ojos
lo que existe, si los cierro,
el día que yo me marche
sin retorno al cementerio
a mi lúgubre morada
con mi sueño más eterno,
porque junto con la muerte
van también todos los sueños.
Y la luz del sol radiante
se me apagará en el cielo
cuando me arrope la noche
con su helado y suave viento.
Y terminará la vida,
cuando al fin me encuentre muerto;
y mis ojos ya cerrados,
no verán el universo.
Para mí, todo termina,
cuando el cuerpo tienes yerto.
Y será mi fin del mundo
mas mis versos, yo les dejo,
como estelas dibujadas
de mis buenos pasatiempos.
Y si acaso sigo vivo...
¡Será solo en los recuerdos!