Anne Black

El amor no es suficiente

Yo que te amaba, que te entregue mi vida a ciegas, mi juventud y días de dicha. Yo que te amaba y te defendía aún consciente de que eras culpable; te seguí incondicionalmente. Fui un perro fiel, perdonando tus engaños y mentiras. Era evidente, estaba claro, yo que te amaba y tú solo te burlabas, heriste mis emociones, vaciaste mis noches e hiciste que te extrañara. Ahora me vuelvo fuerte para dejarte ir, me preparo para sufrir, buscar pedazos de mi y armarme otra vez para alguna vez conocer qué se siente ser feliz. 

Yo que te amaba mientras que tú me ignorabas, menospreciaste delante de todos mi corazón noble que se desvivía por ti. 

Quise arreglar las cosas, ceder después de nuestra discusión, quise olvidarlo todo y comenzar un nuevo día con la ilusión a cuesta de que todo tendría solución. Pero tú ya tenías otros planes, tomaste una decisión, sin pleno aviso volviste a herirme y jugaste con este amor. Y yo que tanto te amaba, me obligaste a irme lejos queriendo quedarme, me arme de hielo para que no me vieras llorar y fingí indiferencia para que no sepas que lograste mi ser destrozar.