Lucy Quaglia
Caliente
Caliente e indeciso
cantaba un cocodrilo
esperando su presa
escondido en el río.
Cantaba por la mañana
cansada de algún domingo
mientras que la luna llena
se iba a dormir por el cielo
sin saber si aquella abuela
buscaba encontrar su nieto
que quería conocer
para llenarlo de besos
aunque lo vio muchas veces
escondido entre sus sueños.
La abuela se fue de viaje
para adorarlo de cerca
aunque con la red eléctrica
lo miraba desde lejos
hasta que al fin lo encontró,
se acercó sin ningún miedo,
pudo abrazarlo mil veces
todo el día sin complejos.
Canciones de las lloradas
de cocodrilos y perros,
de gatos que no maullaban
y monos dándose besos.
Todos los chicos del pueblo
la miraban a la abuela
en aquel aturdimiento
sin saber si la llorada
iba a dejarla aturdida
mientras dormía en el suelo.