Las palabras esparcidas,
se unen en simples cadenas
entre letras muy dormidas,
sin alegrías ni penas,
eternamente yacidas.
Son palabras que no quieren
la fiereza del momento,
dando paz con argumento
a sentencias que nos hieren
y producen descontento.
La calidez de un mensaje
que se ofrece puro y llano
con ausencia de trucaje,
es melodía de piano
con dulzura en su lenguaje.
Con miradas se procura
que enloquezcan los sentidos,
con palabras sin censura
es ardiente su lectura
y acelera los latidos.
En palabras nos transmiten
pensamientos que no callan,
no queremos que nos griten
con refriegas que se encallan
y tantas veces repiten.
La palabra no se agota
ni se presta a quedar muda,
siempre va dando la nota
y ante el mundo se desnuda
con alguna palabrota.