Después de tres llamadas sin respuesta,
ella algo sintió en el camino y les dijo a
sus amigas que ella más bien se devolvía.
Sus amigas le insistían en seguir,
sin sospechar que una enorme
tristeza a ella le iba a venir.
Ya de regreso en su casa, corrió
en camino a su habitación.
La puerta estaba ajustada, la abrió con
cautela, esperando ver lo peor.
Sintiendo que no había nadie,
se dirigió lentamente hacia la cama.
Al acercarse, se dio cuenta de que un
sobre con una cinta roja, descansaba
sobre las sábanas.
Ella lo recogió y lo leyó sin esperar
nada bueno.
La carta decía:
— Hoy te dejo mis recuerdos, mi amada,
pero te voy a olvidar, me cansé de esperarte.
La cama por años se llenó de rosas
y pétalos secos.
Hoy me deshice de todos esos recuerdos
y el viento se los llevó para siempre.
Cómo no me di cuenta antes, que al sacudir
las sábanas por la ventana
me ayudaría a olvidarme de ti.
Como parte de mi despedida a tu libertad,
dejé un regalo en el balcón.
Es la jaula dorada; que siempre has querido.
No estaré allí a tu lado para compartir
tu vanidad que tanta alegría te da.
Y no es mi tarea buscar el pájaro dorado que
deseas, pronto lo encontrarás en otro lugar.
En cambio, te dejo un pájaro azul que canta
de manera encantadora y es muy fiel.
Cuídalo:
No esperes nada más de mí,
adiós para siempre...
Ella se hablaba a sí misma:
—Que no, no voy a llorar, estoy libre, ya sé
qué voy a hacer y mi vida no va a continuar
así, va a ser mejor.
Enseguida se dirigió
a la jaula dorada
y dijo con un tono
irónico:
—¡Qué bien, qué bien, pajarito azul! Hoy es
tu día de suerte.
Te concederé la misma libertad que él me
concedió, y tú serás lo último que me
acuerde de él.
No es culpa tuya, pero mi hermosa jaula
merece algo mejor.
Ella le dejó la puerta abierta para
que el pájaro azul saliera libre.
Lo juro:—No importa cuánto tiempo tenga
que invertir, voy a buscar mi pájaro dorado,
aló que cueste y lo traeré.
Ella se dirigió a su cuarto, hizo maletas
con rapidez y sin pensarlo, se fue de viaje.
Se enamoró de varios hombres
en poco tiempo,
pero todos volaron lejos
dejándola sola.
Se involucró con aves rapaces y sufrió
heridas en todo el cuerpo.
Ella ya no aguantaba más el dolor, así que
decidió regresar a casa cargando con la
derrota en la espalda.
Después de tantos meses, al abrir la puerta,
sintió la misma tranquilidad en su hogar
y recordó lo mucho que lo extrañaba.
De Inmediato corrió al balcón a ver
su jaula dorada.
Al acercarse a la jaula, no podía creer lo que
sus ojos veían; en ese mismo instante,
de rodillas, se echó a llorar.
A pesar de que la jaula siempre estuvo
abierta, el pájaro azul nunca se fue,
él siempre estuvo a la espera
de que ella regresara.
A partir de ese momento, ella se aisló y
nunca pudo superar el encierro, debido
a que perdió al hombre de su vida,
convirtiendo su hogar en su propia jaula.
Han pasado muchos años, su casa está
completamente cubierta de musgo y llena
de recuerdos, que nunca morirán.