Con ganas de llorar
me visita la tarde.
A pesar de mi edad
a veces soy cobarde.
Y apresando suspiros,
esquivando las balas
de momentos perdidos,
un recuerdo me baila.
Se desatan palabras
que apurado contengo.
Ya la noche me aguarda
con su dulce tormento.
Los minutos me duelen
y los versos ahorcan.
Los poemas son crueles
cuando el pasado tocan.
Con ganas de llorar
también queda el presente.
¡Cómo duele extrañar
todo aquello ya ausente!