Matias 01

Plática

Un murmullo suave me decía:

¡No duermas en las noches,

se agazapa la soledad

y muestra su rostro más osado!

 

Hay labios que lloran en un beso

el lirismo de un vino atormentado por el desorden

de sus venas.

Hay manos en actitud vetusta

con su desértica arena, retoñando en cada instante

en la aciaga tinta de su memoria.

 

Y aun cuando me decían:

¡No ames a diario!

¡No abras tan fácil tu corazón…!

La aurora con su aire dulce, encarnada en el amor

acorraló todo.

¡Sí, sí, todo!

Arrasó todo: los párpados, la mirada fiera, las calorías

de los hielos, el justo medio,

la castidad del hereje en el filamento positivo

de su íntima pasión.

 

Hoy los ojos negros de infatigable silencio

brillan como cristales rotos

a la sombra de su cautiverio;

Y al escrutar las huellas, en los caminos curvos,

que en su huida se pierden

en lo hondo de la noche: un reguero de hienas

va detrás de una vieja herida

que arrastra tembloroso

todo su remordimiento.