Euterpe Dalid

Anoche, antes del Viernes Santo

Escribiría mis pesadillas y los terrores despiertos si no conociera sus sin sabores. 
Describiría imágenes, que echan mi corazón a mis pies.
Pensamientos impuros pulverizan los sonidos en ruido blanco,
mi cabeza hierve, solo espero mi desmayo.
Nubarrones, brumas y fuego, rojo vivo, a la espera de otro latido.
La humanidad se revela ante mí, sin velos, la obscuridad sobre mí.
Solo quiero gritar “¡Lárguense, déjenme en paz!”,
más no es eso lo que pienso, no es lo que siento,
no eso lo que está en mi corazón.
Susurro, suplico en vez “Vierte sobre mí tu paz,
santo Padre, Hijo, y Espíritu de Santidad.
Mi Redentor pon tu mano sobre mí, acércate más a donde te pueda sentir.
Sé en mí, aleja los terrores de mi atormentado corazón, acompáñame, no me dejes ir.”