José Luis Galarza

Historia de dos tejedores

Las voces no agotan las estrellas del caudal,
ígneo telar parece cuento desbordado,
sueltan globos de promesas, la fiesta los vela.
Las historias pueden creer en la eternidad.

Después de las voces es imposible el silencio.
La noche urde con murmullos de complicidad,
la lengua no se contrajo al olvido a penar
por esa hoguera que en húmeda boca fue urdida.

Que de olvido pronto el juego moldeó el azar.
La noche era presente como un golpe de suerte
por historias que nos habían quitado el sueño,
y un pueblo de libertad y acuarela entramar.

Que la calma de las estrellas nos acercara
el viaje intenso y poético de nuestra lengua,
el tiempo que los viste a nuestros niños de símbolos,
cabría todo sentido en la red entramada.

El telar es un campo y puede nacerle un grito,
el telar dos tejedores tiene: la jornada
esta sombra en nuestra memoria, noble, orquestada;
el telar zurcido de la noche por su grifo.

 

Pintura de Froilan Cosme (Bolivia)