Matias 01

Diario (2023)

Una noche de diciembre se llenó de grava

y piedras en el suelo,

de polvo las ventanas de los días azules.

Desde entonces, los he visto crecer,

replicarse,

heredar de las sombras los huesos tristes

de las enredaderas.

 

Es como si Dios se ausentara o estuviera

triste, como un enamorado.

 

Nunca he sabido, desde entonces, del día 

meridiano con su aire circular remontando el río

de luz en la raíz del hambre

y las ganas de beber la saliva que arrastra

la palabra

en los labios del ayuno.

 

Tal es el día ahora, que le oigo caer como

una cruz

sobre los lomos de un Jesús enamorado.