Nacen los días mojados de futuro
por la llovizna de dulces esperanzas
prometedoras de mañanas seguros
en los largos días de nuestras andanzas.
Las ideas casuales de los anhelos
congelan la duración de la existencia
a la espera de quitarse el negro velo,
quietas, en la parada de la paciencia.
Rechazan vivir como simple ilusión,
son aspiraciones llenas de deseos,
son propósitos repletos de emoción,
son los sueños de Julieta y Romeo.
A veces son gratamente inesperados
alimentando los pensamientos mágicos,
otros, brotarán profundamente ansiados
bordeando la frontera de lo trágico.
José Antonio Artés