Haz Ámbar

Mi sempiterna vergüenza

Rendido a la suerte del que vive

en si inmerso por el día 

escurro un pensamiento interno de suicidio

todo en vano lo que ansío

desde el centro de este laberinto

que más se intrinca en el sentir

como te fuiste sin dejarme nada escrito

sobre el filo renegrido

de mis crisis aún aquí 

de imprevisto mesías 

como exige este gris color desabrido

que domina el clima febril

ya que abril escintila

y tanto limbo hay en mí

descubriendo las rimas

entre estatuas que miran

sin prestar nunca auxilio

 

Presumo eterno infeliz

aunque un niño dentro hay que ríe

por cada desliz

sin saber lo sensible

que estoy a cualquier movimiento

peligrando el dominio 

de su sitio a mi templo

siempre fuego a la vista

por si llegan los tiempos

de cada uno ser libre

de esto mismo decirlo

 

Esta prisión permanente

de silencios tan fieles

se hace hueco en mis genes

sin que sobren auroras

como para ahora no dártelas

así envueltas todas

con el alma en los márgenes

y yo gilipollas

por dejarla correr

sometida a este invierno

que es que incendia el presente

en mis letras sin vértigo

 

Como el viento me suelto

sobre el valle desierto

que en mis sueños domeña

y me hago eco del reino

sobre el que el misterio se cierne

siempre atento a hemisferios

que según se llevan mi suerte

 

Todo en ello la apuesta

en mi contra se vuelve

mientras llega con vernos

para darse cuenta que es serio, 

sucede la muerte un día cualquiera

y ahí te quedas muy tieso

sin palabras ya inerte

resumido tu cuento

en un paseo inconsciente

más allá de los versos

que te dicte tu mente

en suspenso por épocas

 

Con mi audiencia serena

es primero los huéspedes, 

no vayan a pisar esta arena

levantando silencios, 

contrayendo la pena

como algo de siempre

que se lleva fingiendo

que es condena no siéndolo

cual reflejo de dentro

ya tangible 

en la perversidad de estos versos. 

 

Renuevo el sustento, 

lo que asocio al rincón, 

emisor de frecuencias, 

desazón más lógico

al conocerme de sobra. 

 

En mi tez se desborda

eficiente la cuenta

de miserias que llevo, 

remitente el silencio, 

esta sórdida ausencia

que conmigo despeño

en el hueco creciente

que se siente imponerse

cuando tuerzo sin verte

exigiendo aridez

al desierto

y qué menos... 

 

Pueden los sueños

perderme en sus redes

sin conciencia de veces, 

y no es que secuencie

aquellos pasillos

a los días imbéciles

reservándome el lujo

de yacer en mi lecho

cuando llueve ahí afuera

y el viento es que suena

comenzando a ser fuerte

mi sentimiento por ella. 

 

De su esencia fluyente

cuelgo en las noches como esta

que ya de noches tan solo conservan

el misterio de serlo para siempre

muy adentro en mis venas

por sistema interpuesto

este imperio al dinero

que cuesta tenerla

entre tanta apariencia

de este lado del sueño

cuando el mar se doblega

en respuesta si quiero

 

Lo que cuesta el remedio

no me lo paga mi médico

ni me importa siquiera

mientras dure el efecto

 

Siempre vengo de vuelta

con paciencia sereno

y lo sé que no es bueno

esconderse en la selva

pero así me supero

con la mente risueña 

 

Sobra verme en mi senda

tras un rastro disuelto

en la sed sempiterna

cuando para ti ya ni cuento

 

Es la vida que tengo

como toda protesta

bajo el yugo del tiempo

que aún sabiéndolo resta

y un sentimiento 

que llevo dentro de orquesta

 

El vacío hay después 

cuando un beso me niegas

 

Todos los días me acuesto

sobre el suelo de veras

bajo un techo aún más expuesto que fuera

sin dar crédito a lo que certero me espera

tras tanta juerga resuelto

a devolverme en miserias

mi sempiterna vergüenza