Todo lo que me exalta
me parece justo. Enigmas,
sutiles misterios, capaces
de demoler un hombre, rosas
injertadas en el muslo diestro:
la elipsis que retrata un cuadro
en su despiece: es efímero
el lienzo sustituido por un protuberante
lacio cabello. Hacia el sureño
hombre que porta un suicido
en cada omóplato, en cada esquife
botado por su particular anfitrión.
Sombra de bocados realistas,
tu vida ya tumba enajenada.
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