Ya no estas, te me fuiste, dejándome solo y triste. No veía yo la luz del sol, mi cuarto se lleno de oscuridad. De pronto una suave voz con un dulce susurrar me dijo: hay que volver a empezar.
Todo cambio de pronto el cuarto que a oscuras estaba se iluminó y aprendí agradecer por lo vivido y sanar desde lo más hondo. No hay amor sin dolor y se sufre por amor.
Lecciones deja la vida y hay espinas al caminar, pero el dolor se ha de soportar y sacar fuerzas se tendrá para volver a empezar.