emiliodom

Los dioses lares

 
Cuando leemos un buen libro dan ganas de mandarlo todo a
paseo y, entonces, empezar a vivir una vida singular y única:
la vida propia, la única posible, la única válida. Sentimos 
un deseo tan fuerte de autencicidad que, de repente, se
 puede invocar la vida y la muerte sin que nos tiemble la
voz. Es bueno que entre todos los libros que tenemos en
nuestra casa, dediquemos una estantería a los que nos han
hecho como somos, aquellas obras que nos pueden guiar
como un faro, cuando  nos extraviamos en el camino.