De versos haces miel, con voz melosa
y te acompaña el son de una guitarra.
La inspiración reclamas, cual cigarra
que llama cantando a la mariposa.
No hay musa que no acuda presurosa.
Cruzando mares, en tu puerto amarra
toda una tropa que dichosa narra
poemas de amor y en tu piel se posa.
Asciende por tus piernas, tus caderas
y cuando ya en tu cuerpo está atrapada,
solo puede vivir libando en ti.
Puedes hacer con ellas lo que quieras.
Hubo un día que andabas despistada
y una musa dejaste para mí.