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CRUZAMOS los LÍMITES del DESAMOR

CRUZAMOS los LÍMITES del DESAMOR:


Para la Mujer que aún Amo, causa de mis desvelos del silencio..., SYGLESIAS



Enfrentando la adversidad de un amor, nadando contra la corriente con lágrimas en nuestros ojos, que no nos permitieron ver más allá, claramente la posibilidad de resolver un problema existencial, sin pasar hacer en el tiempo, una razón de sobrevivencia por espacios perdidos de amarnos, cada amanecer al despertar, respirando precariamente por formársenos nudos en la garganta que nos ahogaban con llanto de silencio y olvido, impidiéndonos poder pronunciar nuestros queridos nombres, sintiendo nacer constantemente nuevos sollozos de lágrimas por tristezas de soledades vividas, que terminaban siempre como las otras, corriendo lentas pero seguras por los pliegues del rostro, con los brazos cansados por tanto suplicar arrodillados, al no querer notar nunca más, sincera y sentidamente, nuestra recordada presencia, frente a frente...,

Reflejando cada uno a su manera interpretada, añoradas quimeras de juventud desperdiciadas por un pasado común, que ahora son reproches tardíos reclamados, como buscando un culpable para crucificar, por un fracaso y una desilusión mutua, sin llegar a pensar jamás en el presente, si mañana con la cabeza más fresca y despejada por un momento de tranquilidad, podríamos estar parados a la misma ventana del cuarto, juntos y no por separado en otra, viendo que sí existen otros horizontes alternativos, que pudieran abrirse si queremos, como un arcoíris de posibilidades por un raciocinio para una quizás reconciliación de las partes, sin hacernos más daño por desprecio en el alma, del ya sufrido...,

Llevando en los hombros la derrota, demostrando orgullo con frustración y marcada altivez en la mirada baja, quemando por la amargura sufrida añoradas esperanzas futuras, de volver a vivir un madrigal, por ese amor de ayer abrazados, amándonos efusivamente, pecho sobre pecho desnudo, sintiendo a esos dos corazones heridos casi de muerte, encontrarse libres, reviviendo sus ansias de latir otra vez, al unísono por un sentimiento sincero, con suaves y anheladas caricias en la piel sedienta de amarse, aunado a besos en labios resecos en el tiempo y el espacio vivido de un desamor sentido, con lágrimas de olvido.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 16092010 12:00 PM.