Azul pátina pinta de triste la mirada
somnolienta, atravesada entre sables
de luz éterea, sangrante, y aún intacta,
a la sombra de unas ramas, en el aire
donde las rimas cobran propia vida
para salvarse, pues nunca es tarde;
tampoco hay barrera inderribable
y cada intento vale la gloria infinita.
Contemplación apoteósica, o senso,
que fácilmente transporta a bucólicas
praderas, vayes fértiles, y aquí acerca
la selva: segundo cielo, fecundo seno,
medicina contra la depresiva cólera
el sueño enseña sus dientes de fiera...