Cuándo fué que se impregnaron tus dedos de distancia?
Cuándo? Si antes danzaban al compás de los míos, me sujetaban, se enredaban y podía sentir su tibieza al entrelazarse entre mis manos.
Cuándo tus ojos decidieron virar a un costado del destino, despegando su mirada de los míos?
Cuándo decidió tu corazón dejar de cautivar, sorprender y calentar el mío.
Cuándo bifurcados tus pasos dejaron de andar a mi lado, dejándome pateando piedras del camino.
Ayer, entre risas, abrazos y mayúsculos besos; creí que vivía. Tantos momentos, tantos recuerdos, tantas postales
Hoy puedo borrar de la galería de mi nostalgia todas esas bellas estampas de otros días.
Pero el recuerdo no se va, sigue indeleble y duele en la memoria. Si lo sé, debes volar, debo amar tu libertad, conspirar a tu favor, y desear que la vida te sorprenda con lo más bello, con todo lo que anhelas, y pedir felicidad para mí al ver que la vida te hace sonreír.
Como olvidar esas noches,
tú cuerpo tibio, tú piel brillante bajo la luz de la mesitaú
tú respirar cansado, tú indefensión
Mientras yo solo acariciaba tu cabello, jugaba con tú espalda, y dejaba que mis sueños se enredaran en tus cabellos
Mientras te protegía de los espectros de la noche y fabricaba en fantasías un día más de falsas ilusiones.
Porque aunque todo dispuesto para amarte
Entendí que no podías quedarte
Que yo solo sería un puesto en la estación
Un lugar donde descansar un poco y proseguir tú viaje, uno donde no cabe mi equipaje,
Donde no fue suficiente mi amor
y que anclaras tus sueños a los míos, que aunque algo rotos tenían mucha fuerza aún para sostener nuestras vidas.
Vuela alto, vuela lejos,
Vuelve un día