Sólo Dios nos entiende y nos perdona
cuando vacila el carácter y nos vamos
por sendas maleadas.
Sólo Dios, a este polvo, así le ama
con amor indecible y sin fronteras,
así lo siento en mi alma.
Lo demás es quimera que nos ciega
y nos hiere y nos deja en el desierto
sedientos y sin nada...
Sólo Dios en Jesús clemente y tierno
tal cual somos nos lleva dulcemente
a la eterna morada.
R. Gruger / 19-1-84