Zapalandia

Ese beso que nunca pudieron olvidar...

Ese beso que nunca pudieron olvidar...

En esa mirada se reflejaba la odisea de una mujer de sentimientos puros. En ella la primavera floreció y un pétalo dibujó su corazón, buscando el amor. Con fórmulas que conjugaban el verbo amor, estaba ahí, en ese pétalo. Colores de amistad que se convirtieron en ilusión de amoríos introvertidos. Hasta que ese pétalo de flor se pozo sin querer sobre los ojos de él, sin querer parecía un llamado, una premonición del destino.

 Apenado por no traicionar y no romper su promesa de la amistad, que había hechos años atrás, sin querer ser rechazado de la mística que producía en él. Buscaba el momento o eventualidad donde tenga la oportunidad de exclamar ese sentimiento profundo que le rompía el corazón.  En esa búsqueda ese día, que se transformaba interminable y nunca llagaba la oportunidad, y de repente se presentó con su corazón en la mano y proclamó una oración de amor con miedo, con ojos llenos de lágrimas, con miedo pero sus palabras estaban llenas de sinceridad, provocaban en ella sorprendida, pero con piel erizada, y ojos llorosos, ese momento indescriptible.  Ese momento tan esperado había llegado, con el nerviosismo a cuesta temblando por el miedo de perder su amistad, que se había transformado en el deseo intacto de gritarle lo que sentía, ese minuto se transformó en lo anhelado por tantos años de espera y esperanza.

 Lo que nunca se imaginó, que ella con sus ojos acaramelados y su sonrisa mística, también deseaba lo mismo.

 El no sabía que ella también, en su imaginación deseaba sin querer este momento. El exclamó su amor por ella, de una forma recitada con rimas de vida eternas, y metáforas prodigas del futuro. A tal punto que los dos atónitos por las palabras, con sentimientos tan profundos, iban a terminar en un abrazo sin explicación.

Después de ese instante tan hermoso, los dos atónitos, se pierden en una mirada, que hablaba de tantas cosas que no hacía falta decir más nada. Sólo era cuestión de quien se animara a dar, los labios y expresar en un beso ese amor que se tenían los dos. La magnificencia había llegado por decisión de los dos que se buscaban sin querer en todo momento. Ese beso sello un amor de dos niños maduros por años de la amistad.  El nunca se olvidó de ese beso que marcó su vida de una manera distinta. Ella no entendía que había decidido aceptar las consecuencias de eso beso, pero así y todo lo guardaría en su alma por el resto de su vida.

 Ellos se distanciaron por tener futuros inciertos y distintos, pero sin querer la vida los encuentra, por cruzarse sus destinos nuevamente sin querer después de 2 décadas. El encuentro fue casual, pero lleno de emociones, hasta tal punto que, en una mirada, sus ojos, se devoraban sabiendo el porqué. Sus ojos rendidos, sabían el porqué de esa mirada penetrante que expresaba recuerdos del pasado...

El pasado era ese beso que nunca pudieron olvidar...