Dejaré todos mis llantos de amor,
postrados en la recóndita herida de la soledad,
borraré todas las ideas en la constelación de los desaires,
cerraré mis ojos en esta corta vida que dura solo un instante.
Solo estoy en mi habitación, para tejer mí propio arco iris,
como un potro herido en el prado me encuentro esperando el otoño,
soy en este mundo el sueño de huracanes perdidos,
que provocan puñales de fantasmas que fueron memorias.
Alguien que se siente a la deriva en esta pequeña isla llamada vida,
la percepción nula de la muerte va encerrada en la palabra existir,
vienen suspiros profundos, la mente está cansada, se acelera el corazón,
los ojos llueven en espiral, los pensamientos se mueven al infinito.