Un doce de abril hace veinticinco años,
bajaron desde el cielo de los poetas
tres magos, tres reyes, tres rosas mosquetas
a la cuna de una bebé cabellos castaños.
Entre versos y poemas alejandrinos,
llenaron el aire de exóticas figuras
de amor, de fantasía, flores y ternura,
estos tres poetas, eran sus padrinos.
Y la bebé entre risas y sueños vagos
sonrisa más clara que un rayo de luna
veía a sus Poetas Padrinos, desde su cuna
ella tendría a sus propios tres Reyes Magos.
Quienes le traerían su magia y su rocío
Y volverían sus días menos tristes, más amenos
y esos tres poetas, eran nada menos
Que Homero, Shakespeare y Rubén Darío.
Que desde su cielo bajaron a la campiña
en donde aquella pequeña nacería
y cada uno con cariño le traía
un regalo, un don, a la preciosa niña.
El regalo que recibió primero
fue una manzana dorada, que era
de los árboles de los jardines de Hera,
fue el presente que le llevó Homero.
El segundo regalo fue cosa primorosa
Shakespeare le traía su pluma literaria
la que vuelve realidad la utopía imaginaria,
el eterno verano,la más bella rosa.
Y el tercer poeta, más cálido que el estío
le traía de obsequio la cosa más bella
trajo para la niña la más luciente estrella.
¡Sí, fue el regalo del gran Rubén Darío!
Y así es como estos tres estarían a su lado
entre versos, letras, romances y madrigales
en los libros,poemas e historias sensacionales,
¡Volviendo sus días más enamorados!
¡Qué hermoso aquel día, cuánto esplendor
de la niña que un doce de abril llegó a nacer
tener sus Poetas Padrinos, cual tener
a su Gaspar, su Baltazar y su Melchor!