jorge enrique mantilla

A mi edad

A mi edad

 

A mi edad, disfruto de las palabras, hablando en medio de mis soledades

Ya no me asusta nada, ni le tengo miedo a los espantos, ni a las oscuridades

Ni a la llorona, ni a la pata sola, ni a los muertos, ni al sufrimiento de las enfermedades

A mi edad, no quiero quejas, ni reclamos a las cadenas, ni a las libertades

No quiero estar cerca de llantos, ni de amarguras, ni de caras largas, ni saber de dificultades

Se está acabando el tiempo y la vida no tiene reversa, ni segundas oportunidades

A mi edad, ya nada me impresiona, ni la furia de los tornados, ni las borrascas de los huracanes, ni las inundaciones, ni las calamidades

No soy tenido en cuenta, ni cuentan mis opiniones y mucho menos mis actividades

Tampoco quiero saber de trabajos, ni que evalúen mis capacidades

No me escondo de nadie, son los otros los que me olvidan, por mis achaques y debilidades

A mi edad, no me importan los gobiernos, ni los políticos con sus ínfulas de dignidades

Tampoco me importa, si la corrupción se robó el presupuesto de la salud, de la educación, de las carreteras, eludiendo sin pena sus responsabilidades

A mi edad, ya no creo en promesas, ni en la magia de los besos, ni en la pasión con sus furtivas ansiedades

Ya no me impresiona la moda, ni la vanidad, ni el ego, ni las soberbias de las agitadas comunidades

No me interesa hacerle la venia a nadie, ni verle el cuerpo a la vecina en sus intimidades

Me da lo mismo, invierno o verano, sí siempre vivo en otoño, sin hojas como los árboles, esperando que lleguen las tempestades

A mi edad, no tengo fuerzas, ni ganas para nuevas aventuras, ni buscar pleitos, ni hostilidades

Ni conocer otras playas, ni otros mares, si mis arenas están llenas de espumas blancas, que se pegan en mi cuerpo en el horizonte de sus inmensidades

Lo que tenía que conocer ya lo disfruté con el alma, en lo más profundo de las infinidades

Ya no sueño, ni tengo pesadillas, duermo como si ya estuviera muerto, rodeado de espiritualidades

No sé si estoy dormido o si aún estoy despierto, peleando sólo con mis terquedades

Ya nada me importa si es verdad, o si es mentira o si son ciertas sus veracidades

 

A mi edad, ya estoy en las últimas cucharadas, disfrutando del manjar de la vida y saboreando las últimas sensaciones

Nada me importa lo que quiero, ni lo que siento, ni del pálpito el agitar de los corazones

Sólo sé, que el dolor es pasajero y se acaba con la muerte en cualquier rincón de las habitaciones

A nadie le interesa lo que soy, ni lo que fui, ni lo que hago, ni las habladurías de mis conversaciones

A mi edad, tampoco me importa si me quieren o si me aman o si me hacen el guiño con sus expresiones

Tampoco quiero saber si me odian, si me aborrecen y no quieren escuchar las opiniones de mis razones

No me interesa si es de día o de noche o si está lloviendo con tormenta o si arrastra rayos por montones

Mi mejor edad no fue ayer, ni lo que hice o deje de hacer, sino lo que vivo hoy, con mis sueños llenos de imaginaciones

A nadie tengo que darle explicaciones, como tampoco nadie me las esta pidiendo, ni le tengo que dar de mis actos informaciones

A mi edad, nadie me dice para dónde tengo que ir, ni espera mis consideraciones

Tampoco a nadie le interesa para dónde voy, ni el caos, ni el dolor de mis confusiones

Ya no lloro, porque no tengo lágrimas para derramar, ni pañuelo para las traiciones

Tampoco río, porque no tengo con quien reír, ni tampoco quiero sus compasiones

A mi edad, no me interesan los chismes, ni las habladurías, que se ciernen en los callejones

No tengo espacio para las intrigas, calumnias, ni para la confesión del pecado y sus revelaciones

 A mi edad, no me escondo de nadie, porque no tengo nada que ocultar, ni soportar el látigo de las maldiciones

No me interesa encontrar un nuevo amor, ni sentir otras furtivas sensaciones

Ni solucionar de otro sus errores, ni estoy para perdonar, ni soltar el candado de las prisiones

A mi edad, no me importan las arrugas, ni las canas, ni las odiosas comparaciones

Si estoy encorvado o cabizbajo o si se agita del pulmón sus respiraciones

Ya no tengo tiempo para andar con pendejadas, ni mostrar los diplomas, ni los méritos, ni los demás cartones

Sólo me acompaña el último suspiro para seguir viviendo y olvidarme del ayer y del hoy con sus preocupaciones

Disfruto a solas mis risas y carcajadas, que hacen eco en las paredes del silencio, de mis lánguidas resignaciones

No quiero trato preferencial, como tampoco maltrato, ni insultos, ni humillaciones

A mi edad, sólo espero en silencio que llegue ese día esperado, cargado de oraciones y meditaciones

Saborear el último sorbo de la vida sin afugias, sin miedos, ni preocupaciones

Sólo espero que la algarabía y la alegría de la hermosa vida, se convierta con mis años y a mi edad, en el silencio de la soledad de la muerte y que sea de mi alma, bienvenida en sus mansiones

 

“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga abril 12-2023