Anoche estuve contigo, tú tatuabas mi espalda con la esponja, bañabas con espuma mi voz y mi sonrisa, y yo, simplemente, te amaba.
Prendías gotas de diamantes en mis ojos y yo simplemente, te amaba, me hablabas de amor y sudabas y entre mis brazos me ansiabas.
Anoche me serví una copa de aquel vino afrodisíaco y llegué al cielo mientras te pensaba, y te amaba.
Brindé a tu salud, mi siempre y bien amado y tuve la certeza que es tuyo éste perfume embriagador a cerezas, y yo, simplemente, te amaba.
CopyrightDerechos©Reservados