Dejó lo que hace tiempo no dejaba:
las quejas, las angustias y dolores,
los muchos y aflictivos sinsabores
y aquellas duras penas que cargaba.
Las cosas en las que se divagaba
se fueron disfumando como olores
que el viento va arrastrando en los albores
de nueva y buena vida que llegaba.
¡Qué júbilo le atrapa con ternura!
¡Qué bien se siente ahora con su vida!
Y aquellos pensamientos con ventura,
fluyeron como el agua que llovida
abriendo va camino en la estrechura
y dando al nuevo día bienvenida.