Quisiera volver a la conquista solitaria,
quisiera volver hacia delante para decirte
otra vez que voy de ti detrás.
Pero las horas pasan corriendo
y voy volando tras la prisa
tu no tienes mi voz ni yo tu nombre
y estamos hartos, recibo la llamada al Aqueronte.
Y si lo cruzo o no pareciera no importase,
pareciera que muriera o que viva, siempre hay
algo que miente y todo y lo consigue, sin
importar lo que busque y suceda.
El mal es bien ganador, está en la cúpula lo profano,
y el amor es mal visto y se apedrea
y se hiere de muerte lo sano.
No existe legumbre que encienda en ascuas,
soy el leproso, el loco, quien genera desprecio
por imaginar bondad y milagro.
Los peces no se reparten como alguien dijo,
escasean, y se venden a buen precio.
Alguien siempre esta robando,
pero si comparte la vigésima parte suelen incorporarlo.
La odisea de la vida es la venganza sin duda,
y si alguien yace escondido, púes, que espere.
Los monos gustan de multiplicarse,
no hallan cabeza para cavar su propia tumba.
Es inaceptable ser considerado, pues viene la noche con su frío
y sálvese quien pueda.
Es inaceptable cooperar a la pena, puesto que quien llora
debe ser el malo.
Que hablen idiomas también los animales, vertebrados o no,
que suden el intelectualismo antes que despierten, no sea que será
la vida un sueño, no sea que escupamos nuestras manos
y las estrechemos.