Reflexiones
Si acaso me dejaras tu primero
envuelto en soledad, sin tu presencia,
aquí me quedaría prisionero
llorando cada noche por tu ausencia.
Recuerdos de otros tiempos volverán
cubriendo de tristeza esos momentos,
que llenarán mi vida de lamentos
de unos ojos que ya no te verán.
No quiero ser testigo de tu ausencia,
apagarme como un cirio encendido
pensando en los momentos ya vividos,
será como llevar cien penitencias.
Yo pido para mi la misma suerte,
acompañarte en lo bueno y lo malo,
allí donde tu esté, estaré presente,
izando nuestra vela con su palo.
Tengo agotado y viejo el corazón
para aceptar su triste despedida,
yo quisiera la mía bendecida
para contarle, cuál es la razón.
No quiero recordar solo, los tiempos
tan hermosos que supimos vivir,
aquellos que nos hicieron feliz
en esa habitación que compartimos.
No quiero soledad en mi vejez,
prefiero ese camino a lo imposible,
yo nunca para nadie fui temible
y quiero acompañar a mi mujer.
Solo pido, que la muerte me lleve
si te vas, para estar siempre contigo.
y seremos tú y yo mudos testigos
de unos frutos dejados en relieve.
José Ares Mateos (Menesteo)