De dónde vienen estas pequeñas gotas de ilusión,
tulipanes negros cruzando la tierra,
hadas que la noche abandonó en la mitad del cielo.
Amo estos tridentes de amor
recortando el cabello de las nubes.
Algún día me marcharé cantando entre sus alas,
me marcharé…
y volveré con mi infancia
en una tibia primavera,
volveré de nuevo a mirar mis huesos,
a sentir como la tierra va volviendo
al blanco nido de mis manos,
miraré si el mundo ha cambiado con mi ausencia
y si aún se arrastra el dolor de mis caderas
entre la invertebrada sangre de las rosas
y si el asecho aún es aliado de mis viejas gatas.
La palmera habrá crecido un poco más que mi mirada
quizás en su torreón fue ella quien descubrió
los cercanos pasos de la muerte.
Quizás este poema no exista…
y que el universo sea solo una ilusión,
solo rastros de luz…
un faro atormentado de sombras vanas
y nosotros…solo almas,
que por un terrible azar
traspasaron las fronteras ciegas de la calma,
como estas oscuras golondrinas,
como estas gotas de ilusión
eternamente en fuga tras las pompas del sol,
tras nuestro Gólgota crucificado
colgando de los dolorosos clavos de la tarde…
Alejandrina