Blancos donceles,
sedosos serafines,
ángeles de los vergeles
el alma de los jardines.
Tersos, suaves y fragantes
de exquisito candor,
desfilan en el valle amantes.
Símbolo del amor.
¡Oh, efebos divinos, bellos,
vestidos de rica y fina galanura
ni Salomón con toda su vestidura
se vistió como uno de ellos!
¡Que aunque no tejen, ni hilan
es su blancura de seda galante
dando su perfume exuberante
labios dulces que mirra destilan!