Confites en el infierno
Tengo una casa con dos empleadas domésticas,
tengo un carro del año;
también tengo una cárcel disfrazada de hogar,
una jaula de oro, donde se llora y se vive en vigilia.
Tengo confites en el infierno,
vivo un matrimonio de apariencias,
cumplo una misión con la sociedad:
soy buena hija, esposa, madre, profesional.
Pero no soy feliz cada vez que desgarras mi piel,
mi alma se estremece cada noche.
Me tomas sin permiso y no consigo un orgasmo.
Siento asco y repudio, luego me siento sucia.
¡No me toques! Por favor.
No abuses de mí:
negligencia, abuso sexual, abuso sicológico y físico,
son las situaciones adversas que he experimento diariamente contigo.