¿No has probado el cianuro de mi boca
todavía? Florece en los instintos
que nacen tras oscuros laberintos
y cubre con su hedor a cuantos toca.
Ahora lo verás... En la barroca
sangre de mis miserias, sin precintos,
derrama efervescentes los extintos
impulsos de adherirme a cualquier roca.
Dormir no es el problema, estoy despierto.
Ya llevo 24 horas en llamas
y todo apunta a que serán más caros
los gramos que me esperan... Si he cubierto
el cupo en mi nariz, ¿qué me reclamas?
¡La puta vida mide dos disparos!