Tus ojos son la caricia del ocaso,
besas el alma con gotas de ternura
detrás del allende, allá en tu mirada.
Oh menester de estas cosas inombrables,
inalcanzable utopía que se cierne
sobre aquel último rastro del verano.
Escribes con tu luz sobre este silencio
el verso oculto a la demencia del hombre
y... el pensamiento te encuentra en el sueño
azul que se posa en las imperceptibles
mareas, las auras de las constelaciones
Ungida por el espíritu ambiguo del eterno,
el aliento de los primeros días de la existencia
mece suavemente el mar de tu cabello castaño.