Eres suave caricia
para mi corazón,
la dulce sensación
de excitante delicia;
esa nueva primicia
de una nueva ilusión,
de esa ardiente pasión
que enloquece y desquicia;
esa mirada de fuego,
tus besos de ambrosía,
con humildad te ruego
la soñada alegría,
de que no serás juego:
sí eterna compañía...