Raul Gonzaga

Mi eterna compañía

Eres suave caricia
para mi corazón,
la dulce sensación
de excitante delicia;

esa nueva primicia
de una nueva ilusión,
de esa ardiente pasión
que enloquece y desquicia;

esa mirada de fuego,
tus besos de ambrosía,
con humildad te ruego

la soñada alegría,
de que no serás juego:
sí eterna compañía...