Busco en los silencios de la soledad la paz que tanto aprecia mi alma,
veo un sinfín de flores bellas en la grandiosa y apacible landa,
oigo llorar los violines y el quejido lastimoso de los laudes,
siento el viento en mi cara que sutilmente me acaricia y me relaja,
gusto de los sabores exquisitos de los frutos de mis amores,
huelo los aromas tiernos y encantadores de ayeres que se fueron,
encuentro la paz y el amor en los tallos que sostienen a las flores.
Andrés Romo