Dejar nuestro regaño, pues te quiero:
¡Divino es escucharte desde el alma!
Me abrazan tus palabras, dan la calma
con fuerza en su virtud y con esmero.
Me enseñas ese amor cual escudero
que junto a lo divino hoy nos ensalma,
vigor que fortalece y no desalma
y es fuente de esa luz en el sendero.
Y trato de apresarte con el verso
que iluso se me escapa entre razones
y justo persevera en lo diverso.
Atrapo con mis letras decisiones
y escucho como trina el universo
su idílica romanza entre pasiones.
Aimée Granado Oreña ©
Gota de Rocío Azul