Tengo un lenguaje floral
para expresar con versos,
que te iría a buscar,
hasta en el oscuro reverso
del paraíso celestial,
solo para robarte un beso.
Tengo el manto de la luna animada
velando mi almohada,
y el fresco canto de la vida
como el ringtone de mis llamadas.
Tengo un ruiseñor en el alma,
que no me pertenece,
pero resplandece mi ventana
cuando amanece,
e imagino tu hédonica cara.
Tengo boca
para decirte que me tienes loca,
y una carta poética
enviada en un botella,
esperando llegue a tu puerta,
con las palabras correctas y más bellas,
para decirte que te quiero,
incluso, cuando ni yo me tolero.
Tengo el vicio de quererte,
y la edad perfecta
para la suerte de tenerte.
Tengo un barquito de papel
naufragando alegre directo hacia tu piel.
Tengo por bandera
todos los colores de la tierra,
y mariposas enamoradas
de todas sombras que reproduce tu mirada.
Tengo un engaño listo,
para cuando te confiese haberte amado,
desde que nació universo,
y me destierres al subsuelo
de los rechazados,
donde la oportunidad de tus pecados
no dance en ninguna cara de los dados.
Tengo bucles de sentimientos,
una orquesta de gratos lamentos,
y una guitarra llorona,
que te piensa y se afina con tus amapolas.
Tengo un dragón interior,
que se enfrenta a todo por amor.
Tengo alegría por montón,
y me desborda la pasión.
Tengo abierto el botón
de las mañanitas calentitas
y el magno don,
de dar compañía a las ánimas solitas,
reciclar compasión,
y entregar solo lo mejor
al que necesita.
Tengo un pasado comprado,
qué hipotecaría sin dudarlo,
para tener un presente a tu lado.
Tengo el deseo de amarte,
más allá de este reino,
y regalarte un mundo de ensueño.
Pero me falta el valor,
para confesarte
toda la magnitud de mi amor,
y declararte
que me enciendes
más que el sol.
Porque, mi vida querida,
aunque yo muera de amor,
sé que mereces en tu vida
a alguien mejor.
Silvia Robles