La luz intacta se enciende y deja
que aparezcan de pronto en las pupilas
esos tonos bellos de colores admirados
y ese silencio que duerme
en mi regazo.
No advierto si es mejor
el sabor del vino que me llega
o su inicio en la uva de la viña,
ambos envueltos de este ardor del sol
que me inunda.
No habrá sed, aunque subsistan los deseos,
porque lo estepario encontró su río
y la lumbre se ha encendido
en las entrañas del hombre
con su línea oculta.
Y el dilema se resuelve en la comprensión
que abre el pensamiento y da lugar
al eterno calor de las ideas,
que son la esencia propia de los hombres.
De mi libro “De mis últimas letras”. 2020 ISBN 978-729-540-5