Tiene ira en sus ojos, una bestia contenida merodea.
Hay fuego en sus manos, hay una herida que no cesa.
Mientras más la ves de cerca, más te consumes en ella.
En aquel abismo salado de esmeraldas que se quiebran.
Belleza consumida en melancolĂa.
Azules se pintan sus dĂas de lágrimas contenidas,
hay un sonido en su alma, es el mar, en donde va hundida.
La vi, y no pude apartar mis ojos de ella.
Me consumà viéndola, me volvà lava en su espejismo.
No se olvida, no se olvida el fuego en sus ojos,
no se olvida el diluvio de su alma colándose por fuera de sus esmeraldas quebradas.
Una imagen asĂ no se olvida, y cada dĂa me acompaña, la veo.
Veo esa bestia contenida, esa mujer, esa bella melancolĂa.