Freddy Kalvo

Efectos de un verano

 

¡Hortensia, querida Hortensia

ven dime, lo que ha pasado!

Dijo triste el jardinero

y hasta sus ojos… ¡lloraron!

Era tiempo de sequía,

era tiempo de verano

y la flor se marchitaba

con sus pétalos tostados.

 

¿Y cómo hago, linda Hortensia,

pa´ salvarte del verano,

si ni el cielo ahora llora

pa´ regar lo que he sembrado?

 

Y el mohíno jardinero

en la Hortensia iba mirando

que caían sus ramitas

y sus pétalos quemados

por la falta de agua lluvia

y lo seco de aquel llano

donde estaba la maleza

de colores muy opacos

y la hermosa primavera

se volvió colores pardos.

 

¡Qué tristeza lo cobija,

qué dolor lo va arropando

al preciado jardinero

que se siente apesarado

porque a la flor de su vida

le llegó pronto el verano!

 

¿Y qué hacer para salvarla

si el amor, se ha marchitado?

Y hoy yo cargo con mi culpa

con los réditos más caros

por haber marchado lejos,

por haberme descuidado

de sus pétalos sensibles

y el aroma de sus ramos.

 

¡Linda Hortensia, linda Hortensia,

ya te vas al camposanto!

No te vayas, te lo ruego,

sin haberme perdonado.

Es muy cierto, en otras tierras,

del país que está lejano

yo busqué mis fantasías

y de ti me fui olvidando.

 

Y murió la hermosa Hortensia

en aquel triste verano.

Ya se fue su primavera

y el otoño le ha llegado

al jardín que colorido

hoy se mira, cabizbajo.

 

No descuides a tu Hortensia

si es que estás enamorado;

no la dejes nunca sola,

porque si llega el verano

ya sin agua y sin abono

morirá el amor pactado.

 

«El amor es una flor

que sin agua y sin cuidados

se marchita lentamente

y se vuelve amor de un rato».