Dime árbol, qué rama debo elegir
para encontrar esa fruta exquisita
que endulce ese tiempo, llamado vivir,
alimentada con la sabia que necesita.
Dime rumbo, a qué velero debo subir
para acercarme al lejano horizonte
allá donde el fatigado sol se esconde
donde el mar y el cielo se reúnen por fin,
Dime alma adónde irás después de morir
pues quiero seguir la huella de la eternidad
donde absolutamente nadie debería sufrir
los males que el cuerpo tuvo que soportar.
Dime Dios, qué camino debo elegir
para que la muerte sea ese bello regalo,
que tú, vida, has decidido compartir
entre los que han vivido lo bueno y lo malo.
José Antonio Artés