el precioso regalo de
la amistad
en el estado de ser
(no sólo de estar)
es lo que queda
en nuestras manos
después de mucho ir
dando vueltas juntos
algunas veces tropezando
pero siempre hacia adelante
estando cerca o
volando alrededor
como un satélite
a veces como
testigos en silencio
pero mayormente
como dos cómplices
diciéndole que sí y pero no
a las vicisitudes y
las eventualidades
de la vida
independientemente de
el tiempo, la distancia y
los cambios en el clima