“Si el sabio reprueba es malo. Si aplaude el tonto es peor”
No os preocupéis, amigos míos,
si en este arduo correr de nuestros días
escucháis pocos halagos a vuestra obra
y vuestra vida,
pues puede que no muchos estén en realidad
en sabia condición de apreciarla.
Trabajad, como alguna vez os dije:
“como es valiente la flor
que en un desierto,
se desentiende de saber para quién vive
porque vive para sí y para alguien
que quiera sentirla...”
Alarmaos sí, si veis que necios os alaban
en esa torpe soberbia de pensar que su valía
es elogio que tiene trascendencia;
que es así lo que siempre el tonto de sí cree.
Pienso, es preferible en virtud de hombre sensato
“reconocer en la penumbra
de la raíz el germen de la vida,
de vida común, de vida simple,
hálito del alma.”
y tratar de parecerse más al sabio, ardua meta,
y dejar que el tonto quede en lo vacuo de su aplauso…
que es mejor que no os llegue!
Cuando el sabio señala la luna,
el necio se fija en el dedo. Confucio.
De mi libro “De mis últimas letras”. 2020 ISBN 978-729-540-5