Fué mi compañera
Tan solitaria y eterna
Ella, quien me aliviaba
Toda noche, cualquiera.
Puedo cantar bajo la luna como ella solía hacer
Puedo bailar con el viento recordando su recuerdo
Todo lo qué antes de mí en su vida amaba hacer.
Poniendo mi alma en la balanza la consigo ver
Ella es mi fantasma, la ilusión que siempre me acompaña
La compañía más sincera, la más amada.
Puedo recordar sus palabras
Tan dulce hablaba
En la dulzura se ocultaba
Temerosa del tiempo
Temblorosa hasta las entrañas
Recordando lo que otros olvidan, siempre con una sonrisa que al verla me hacía gozarla.
Llevaba encima una tristeza
Una que iba y venía
Ella vivía en su tristeza, la tristeza del pasar del tiempo, el dolor de la nostalgia.
Al separarnos caímos rendidos ante el instinto de ir buscando al otro
Ambos con la vista nublada, atados a la nostalgia de épocas pasadas.
Fué entonces que ambos decidimos ir por rumbos distintos, todo por más de un simple mal entendido
Resignados y quemados necesitamos irnos, pues nuestra unión poco a poco comenzó a consumirnos.