Caminaba sobre tacos
y sus piernas enchiladas
en unos jeans apretados
que su relleno volcaba.
Yo iba como un pazguato
prendido a su trenza negra
me frena al ladito un auto
que por poco me atropella.
Teniba mucho de aquello
en sus caderas la jeva
y en la tangente del cuello
el tic tac de su cabeza.
Don Sol le puso un sombrero
y se adumbró su belleza
al eros que iba en su cuerpo
le hacía falta su trenza.