Desde hace mucho sospechaba que este aciago momento llegaría, este en el que nuestros corazones tomarían rumbos separados. Pero no te preocupes por mi sí el frío de la despedida hace temblar mi cuerpo, sabes que mi aparente fragilidad está protegida por una dura coraza.
Siempre supe que se avecinaba este cruel instante en que nuestro amor terminaría. Pero no te preocupes por mi, ni prestes atención a la amargura que brota de mis palabras, en un futuro no lejano volverán a sonreír mis labios.
Hoy no queda más que decir adiós, dar media vuelta y emprender nuevas rutas. Pero no te preocupes por mi, ni detengas tu vuelo si ves mis ojos cegados por la tristeza. No te mentiré diciendo que es la cebolla la que me hace llorar y que mi alma no está destrozada.
Apretando tus manos, con un beso y una bien fingida calma te repito: no te preocupes por mi.