Un soplo de aliento halado y sediento,
mueve el tiempo de algunos recuerdos,
tiempos muertos de olvidos lejanos,
inmersos en una bruma sin memoria.
La vaguedad maldice voces sin rostro,
versos que inquietan la noche inédita,
el cuerpo se hace inmóvil y nocturno,
la realidad coexiste con la añoranza.
Manos vacías buscan lo ya tocado,
una casa vacía con paredes inútiles,
todo se hace inabarcable y abismal,
los días dejaron mas olvido que nunca.
El tiempo nos mira y lo impregna todo,
escucha nuestros latidos a cada segundo,
un destino casi inerte, casi muriendo,
el universo se hace conciencia única.
Un silencio imberbe renacido de la luz,
dibuja un fantasma hijo de la luna,
el embrujo nace en la oscura soledad,
levedad inabarcable que abruma el alma