Indulgentes surgen de la luz tambaleante
cual olas extraviadas que solas se baten
contra las rocas gigantes en costas rivales
Nacen vestidos de imaginarios diamantes
esperando la próxima vida desde antes
con la mente colmada de mensajes
cuya moraleja tal vez nadie capte
Aislándose hasta del aire duermen
en un mundo aparte como la muerte
durante instantes bastante breves
que dispares eternidades contienen
Conscientes saltan aureos raudales
y caen en los torrentes verticales
donde siempre van a desmayarse
los rayos solares y las altas aves,
los heridos de tiempo que notan
distante el pensamiento de las otras
personas, silenciosamente, entre sombras
La mirada levantan bajo un mar de lágrimas
conjurando el huracán que está en sus almas
aladas, de pura agua, y oscuras, como la sangre
Evocando lejanos paisages del mal se evaden
en alguna nocturna gruta subterránea, resonante,
para conciliar las tristezas que asedian constantes
mientras cantan en lenguaje ancestral el poema inolvidable
Solo amor complace sus sentidos refinados
tejidos del hilo del que tiro delirando