Se ondulan los labios
como almas desesperadas de anhelo.
Serpiente bajo nariz que se consume
en la intensidad del color que hay en el fuego,
en el roce con la boca esperanzada.
La sed no se consume,
el velo en la mirada contiene
la humedad de los sueños;
telón cerrado que libra
el escandaloso deseo
a la deriva del tacto.